jueves, 27 de enero de 2011

Ya




25 razones para no enamorarte de ella. 250 segundos.




Puedes hacerlo, vamos.




Tiene pequeños granitos en las mejillas, hábilmente cubiertos por una leve capa de maquillaje, pero bien aplicada, no el pegote que se ponen las ingle... por ahí vamos mal, céntrate. Cuando se ríe abre mucho la boca, exageradamente, y a menudo suelta una carcajada demasiado aguda. Fuma. Esa es floja, más. No me gusta la camiseta que se ha puesto hoy, no combina bien la ropa, aunque le da igual y eso me g... no combina bien la ropa. Tiene los dedos huesudos. Bebe cerveza y no me gusta la cerveza. No lee mucho, ha vivido cuatro años en París y ni sabe quién era Gertrude Stein ni le importa tres cojones. Fue borde con la dependienta del Costa Coffee. Vive muy lejos de mi casa. No le gusta salir. Trata de monopolizar mi atención con trucos sucios, especialmente en público. Esa puntúa doble, es muy cierto y muy chungo. Tiene las puntas abiertas. ¿Puntas abiertas? Joder, ¿No puedes hacerlo mejor? Los ojos, son vivos pero muy pequeños, da la impresión de estar siempre escudriñando con mirada aviesa. Va constantemente al baño y su mejor amiga es completamente imbécil.




Quedan 30 segundos y casi diez razones.


Estás jodido.




Está bien, cambio de juego, 10 razones para no acostarte con ella, 100 segundos.




¿Ya?




¡Ya!


"I need your discipline, I need your help
You know once I start I cannot stop myself"

lunes, 24 de enero de 2011

Un Problema

"Últimamente, prefiero no tener a perder"
(Bolo García)


No quiero nada que no sea mío
tampoco nada que lo sea
a la larga, es un problema

En mi propia suerte
de modesta arrogancia
sé que puedo perder
a la mujer que me de la gana
que las que no me quitan el sueño
me quitan la manta

No quiero nada que no sea mío
tampoco nada que lo sea
a la larga, es un problema

He estado casado tres veces
pero ellas nunca se dieron cuenta
y me enamoro
como en las películas
24 veces por segundo
en una tormenta
de imágenes superpuestas
unidas en un hilo argumental
que describe una espiral
que no sé muy bien
si me lleva hacia adentro
o hacia afuera

No quiero nada que no sea mío
tampoco nada que lo sea
A la larga, es un problema.

¡Seño!
¡Me he vuelto a meter el corazón en la nariz!
Y apenas puedo respirar, pero
¡Qué bien duele!
La niña que huele a marihuana
me ha vuelto a invitar a comer
cuando me apetezca comer
y ella no haya comido
Y no quiero nada que no sea mío
y con esto lo que digo es
que qué sabrá ella del hambre
del hambre que uno ha elegido
de cómo tus peces
se comieron a mi gato
y tuve que aprender
a caer de pie
por mí mismo

No quiero nada que no sea mío
Tampoco nada que lo sea
quiero todo lo que hay entre medias

quiero saberme idiota y afortunado
cada vez que despierte a tu lado
y lanzar otra vez la moneda
y que vuelva a salir cara
que siga saliendo cara
aunque nadie lo entienda
aunque nadie se lo crea
Solo quiero que sonrías
cada vez que me veas
que ganemos los dos siempre
que ganemos por sorpresa
para que nadie
nunca
nadie
pierda

No quiero nada que no sea mío
tampoco nada que lo sea
a la larga, es un problema;
resolverlo cada día
el único desafío
que todavía me interesa
la única certeza en la que confío
y mi única fuerza.


miércoles, 19 de enero de 2011

En Todas Mis Oraciones




Los sustantivos creen que lo saben todo
Que deciden qué es cada cosa

Pero he visto tantos nombres propios
Volverse comunes

Que les miro los determinantes con lupa;
Los demostrativos a veces
Me ayudan a saber dónde estoy,
Aunque nunca me he llevado bien
Con los posesivos.

Son los adjetivos y los adverbios
Los que realmente aclaran
Cómo son las cosas,
cómo suceden.


Los verbos nacen condicionales,
Se van haciendo futuros
Les da la tontería del presente
Y cuando te quieres dar cuenta
Se han hecho pretéritos,
Aunque para ti siempre serán


Los mismos subjuntivos.



Ya participios, hay que ponerles un auxiliar,

Y aguantarles sus "pude haber sido"

Hasta que fenecen, agarrando sus complementos

Hasta el último aliento.




Todo depende de lo que venga después


Porque tarde o temprano llega un punto


Tras el que no hay más conjunciones copulativas,
Y todo son peros, y hay que poner un punto final

Tras el que comienza otro párrafo,


Otra página


Otro libro.




sábado, 15 de enero de 2011

Pesadillas

Ella tiene pesadillas en las que vuelves a buscarme; apareces de la nada y me apartas de su lado para llevarme a un mundo de nostalgia sólida del que no se ve capaz de rescatarme en contra de mi voluntad.




En mis sueños vuelves y tomamos café, vamos de compras, y nos sentamos juntos de nuevo en un autobús verde atrapado en un atasco en mitad de su camino al lugar donde nunca quisimos ir. Es terrible lo agradable que resulta.





Siempre fui mejor amante que marido; se me hace más romántico añorar lo perdido que agarrarme a lo que tengo, me gusta rescatar tesoros de galeones hundidos y bucear por las bodegas de carga, aunque sepa que esos barcos no volverán a surcar los mares, y también tengo por costumbre poner trabas en la aduana a quien intenta amarrar de buenas a primeras su velero cuando el viento lo trae a mi muelle.





Te herí como la hiero a ella, sin saña pero sin piedad alguna, y me lo supiste perdonar como tantas otras cosas, como todas las cosas menos una. Te quise tanto cuando ya no te tuve, te quiero tanto todavía, que temo que nunca seas capaz de perdonarme, que me desprecies por orgullo mientras yo sigo amándote de uno u otro modo por pura arrogancia, tratando de demostrar que mi amor es más fuerte que la mala suerte, más que tu rencor, que tengo magia en el dedo meñique para iluminarte la vida entera y es tu aliento marchito el que apaga constantemente la llama para que sigas a oscuras.





Tu regreso tiene el encanto de lo imposible y eso es todo lo que tiene; esos miedos suyos, esa esperanza mía, son los contrafuertes de los muros de carga del castillo que construimos en el aire apilando tardes de abril como ladrillos, y tú estás fuera con el resto de amenazas intangibles atadas al suelo, fuera, entre todos los idiotas a los que ella ha querido, fuera, junto al río, lavando esa vida nueva con la que te tapas las vergüenzas para que nadie te las vea como yo las vi.





Y en tus sueños, que están más allá del alcance del más largo de los tentáculos de mi imaginación, no estamos ni ella ni yo, en tus sueños quizá ni siquiera estés tú y por eso, seguramente por eso, te soñamos.




jueves, 6 de enero de 2011

Tres Cafés



Llevo tres cafés cortados

tratando de escribir algo

y solo se me ocurren

cosas que decirte

ahora que no

me coges el teléfono

que te hagan reír,

aunque sea de mí

que te hagan llorar,

aunque sea por otro,

que te enseñen a

mojarte el culo

cuando quieras peces

por si alguna vez

dejan de saltar

dentro de tu barca

que te obliguen a

lanzarme las bragas a la cara,

pegarle una patada a mi perro

o chupármela en el cine

y arrancármela de un mordisco

si la película termina en beso,

a pelearte con tu madre

porque dice que no te quiero

asomarte siempre

al borde de los andenes del metro

a llegar tarde al trabajo

y gastar mucho dinero,

casarte conmigo

y ponerme los cuernos

o casarte con otro

y pegar a tus nietos

apostar en las carreras

entre quiero, debo y puedo

saltar por la ventana

y agarrarte al tendedero

a quemar todas las naves

antes de salir del puerto



cosas, en definitiva,

que te hagan coger el maldito teléfono

para poder



susurrar

que



no tengo nada que decirte



y ponerme a escribir algo,

aunque no sea muy bueno

que hable solamente

de mí.